Volver a empezar


Delpo operación
Juan Martín decidió volver a operarse. Juan Martín decidió comenzar otra vez de cero. Juan Martín decidió volver a empezar.

Cuántos versos de la canción de Alejandro Lerner podrían utilizarse para explicar este momento de Del Potro, ¿no? Parafrasear resulta sencillo, ponerse melancólico, para algunos, más aún. Entonces, es de imaginar lo que debe estar sintiendo o pasando por la cabeza del tandilense.

La muñeca de la mano izquierda, no por menos hábil, le deja de generar inconvenientes, de hecho, es la que peor lo ha tratado en toda su corta carrera y, ahora, lo obliga a una nueva intervención. «He decidido operarme una vez más en búsca de volver a jugar», dice Del Potro en su largo, melacólico, apesadumbrado y editado video. No es fácil para Juan explayarse, y menos en estos momentos.

Los rumores han sido muchos durante este tiempo, algunos tomaron trascendencia y ninguno de estos -los que tomaron trascendencia- estuvieron errados. Y vuelve al quirófano, después de haber hecho consultas más allá de su médico de cabecera, el Dr. Berger.

Las preguntas de la gente se descuelgan solas. ¿Por qué tantas lesiones en un mismo lugar? ¿Por qué tantas operaciones? ¿Se hizo algo mal? ¿Pudo haberse hecho en una sola operación? Las respuestas la tienen los médicos y Juan Martín.

Lo importante es el jugador, es el ser humano, es el trabajador que no está pudiendo desempeñar su tarea. Por eso, hay una sola respuesta que hoy interesa, qué significa esta situación para Juan Martín del Potro.

Significa, en primer lugar, y pensando en positivo, una esperanza. Pero también desilusión de otro año perdido, de un tiempo sin anécdotas de victorias, de saberse fuera del circuito hasta 2016, de decirle a la gente que la Davis vuelve a quedar en espera, que los Juegos Olímpicos están mucho más cerca de ser una utopía en sus aspiraciones que de verlo participar en Río.

Para un tenista que en septiembre cumplirá 27 años es una historia cruel, como la de Soderling, que a esa edad jugaría su último encuentro. Para Delpo, 2010 significó el principio de un camino áspero. En enero se despedía en octavos del Australian Open (ante Marin Cilic), el único torneo que jugaría hasta fin de temporada. Luego, varios intentos infructuosos para evitar la operación de su muñeca derecha. En mayo llega la primera intervención y el parate que se sabía tardío. Desde su entorno se preguntaban porqué «tardó tanto en decidirse». Tailandia y Tokio lo verían reaparecer, dejando las chances de competir para el año siguiente.

Gran 2011 para Juan Martín, que lo vería pasar del furgón de cola meterse cerca del Top Ten, con la final de Copa Davis incluida. Todo apuntaba a un 2012 en plenitud, algo que confirma en cada atuación, medalla de bronce y despedida de Andy Roddick incluidas. Pero en septiembre comenzarían a aparecer los primeros inconvenientes fuertes en la otra muñeca, la izquierda.

Y consigo trajo el quiebre de la relación con el cuerpo técnico y la Copa Davis. Después de aquella única presentación suya ante Stepanek se llamó a retiro por la dolencia y decidió no jugar por la Ensaladera en la temporada siguiente, ni en las otras. «Creo que tengo posibilidades de pelear por el #1 y me voy a enfocar en eso durante 2013», dijo Juan Martín un 28 de diciembre.

Otro gran año para Del Potro que lo ve culminar como el quinto jugador del escalafón, muy cerca de lo que había ido a buscar. Pero a esa altura, durante el Masters, los dolores en la muñeca izquierda se habían intensificado. por eso las consultas con Berger comenzaron a ser frecuentes y, después de un inicio de temporada muy sufrido, tomó la decisión de no esperar tanto como la vez anterior, y en marzo se operó.

La proyección para el regreso de Juan Martín lo situaban en octubre o inicio de 2015, aunque algunos creían en mejoras mucho más rápidas. «Tenemos esperanzas de que pueda volver antes de los 6 meses», comentaban desde su entorno mientras alguien, también desde ese entorno, insultaba el trabajo de la prensa.

Casi como en un reality, Delpo tuvo una eficaz rehabilitación y una intensa pretemporada que fue seguida en videos. Regresó en Oceanía en el mes de enero con grandes actuaciones, pero pocas semanas después volvía al quirófano para limar la apófisis estiloides del cúbito.

Esta vez, la espera iba a ser mucho más corta, y en marzo volvió en Miami, para una nueva frustración, que lo mete en este historia circular, que tendría fin si Juan decidiera no competir más, pero la adrenalina va por dentro y espera por ponerla en juego una vez más.

En estos casos, uno no se queda con la cosa chiquita de la buena o mala comunicación, o de las infructuosas desmentidas, piensa en el ser humano que está detrás de la raqueta, en ese que se levanta a diario y, al mirarse al espejo, la imagen le devuelve un signo de interrogación sobre su futuro, cuando recién tiene 26 años.

Habrá que esperar hasta fin de año para ver la evolución de la nueva cirugía y unos meses más para tantear el futuro cercano. Con Wild Cards, pero sin competencia, será para Juan Martín como un volver a empezar.

Hay mucho futuro aún, todavía hay esperanza

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