El Miami Open es un torneo totalmente renovado, enorme por donde se lo mire, con el triple de capacidad que en Key Biscayne, con sectores públicos más cuidados y hasta glamorosos, pero muy impersonal, lejos del verde, del mar y con muchos problemas de ubicación.
Cuando uno llega por primera vez al nuevo predio del Miami Open, la gente parece no saber en dónde se encuentra, o mejor dicho, no encuentra en dónde está. Las indicaciones son profundamente inexactas y uno llega a perderse en las dimensiones de semejante predio. Para que se den una idea de la enormidad de la que hablamos, piensen que, para ir de una entrada equivocada (podría ser South West) a otra (podría ser North West) tiene que recorrer casi dos cuadras. Ni pensar si le toca otro punto cardinal. Y si le erró a una puerta, bueno, cargue dos galones más de nafta y vuelva.
Pero bueno, es la primera vez, a la segunda seguro esto no sucede. ¡Sí sucede! La tercera es la vencida… y me venció. Ya no pregunto, voy por donde me parece y aparezco en donde la escalera mecánica se le antoje y bajo por la rampa tratando de no perder el equilibrio por la velocidad que llevo. La única premisa es: ¡No preguntarle a nadie!
Pero el escenario, el decorado, es muy lindo. Enorme, pero lindo. Si saliste por el North West y vas al Grandstand sería bueno que encontraras algún medio de transporte, porque, si bien el paseo entre los stands y el patio de comida es muy lindo, tá lejos.
Brújula mediante, se regresa al estadio. Una de sus plateas laterales es unida por dos puentes tubulares a cada extremo de la «U», también tubular, que se levantó para este enorme estadio principal para 14.000 personas. Muy cómodo, con 12 cabinas de radio individuales y de televisión, pero con mucho déficit.
Los medios se quejan de la falta de monitores, de la lejanía con el estadio (no hay ruta directa), también de la visibilidad del estadio desde la sala de prensa. Los jugadores han reclamado por la comida y algunas cuestiones de logística.
El Miami Open recién comienza, está bien montado, grande, enorme, pero un tanto desorganizado. Recién empieza