
«No creo en cargos vitalicios»
Continúa la charla con Cervone, en la que reconoce que éste no es su mandato, sino un reemplazo que debe dejar bien sentado el nombre de Arturo Grimaldi, cuando finalice la gestión. El profesorado de tenis y del arbitraje dejaron de ser totalmente privados para ser casi en exclusiva de la AAT, mucha gente quedó afuera. Por su amistad con Romani, lo hizo salir de la Asociación mejor de lo que otros pretendían, el distanciamiento con los Morea, su postulación y el mensaje a quienes le jueguen por detrás.
El cambio de representante comercial, que dejó plata en el camino pero que, al parecer mejora las condiciones. Havas Sport (gerenciadora anterior) se relacionaba con la AAT a través de su director general, el ex Puma Luis Criscuolo, y dejó de hacerlo para establecer una nueva relación con Play Patagonia, que tiene como mayor responsable a Agustín Pichot y que exhibe en su sitio web, casi al final de su extensa lista de eventos deportivos, su vínculo con el tenis argentino.
– Tal parece que la Asociación terminó cambiando a un rugbier por otro. ¿Cómo es el acuerdo con Play Patagonia? ¿En qué cambió en lo económico?
AC- Havas nos garantizaba $3.600.000 al año, $300 mil por mes, Play Patagonia nos da $600 mil por mes, el doble. De todos modos, lo importante no es lo que se garantiza, sino lo que se genera en total, porque Havas generaba 6 o 7 millones neto. Más allá de esto y del mínimo garantizado, creo que hay otras ventajas. Havas retenía el 40% de los ingresos comerciales, el acuerdo nuevo establece sólo el 25%. Además, nos deja el 100% de los contratos vigentes (Topper, TyC y Omint) y se han establecido nuevos contratos comerciales. Otro punto importante es que Play Patagonia no es socio nuestro en Copa

El sitio de Play Patagonia y su listado de Eventos Deportivos.
Davis ni Fed Cup, salvo de lo que ellos consigan (se quedan con el 25%). El contrato es muy superador.
– Salto al tema Profesorado. ¿Por qué el cambio para quedarse con todo?
AC- A fines de 2014 me traen para firmar unos 300 certificados de los profesorados. Ahí me di cuenta de que, con mi firma y el escudito, estábamos avalando lo hecho y otorgábamos diplomas sin tener un control. Entonces, le pedí a la gente nuestra que elabore un protocolo que todos los privados debían cumplir. Salvo con uno, con el resto de los profesorados no pudimos llegar a un acuerdo, porque nos dijeron que, por las actividades que debían realizarse y los requerimientos, iban a perder dinero. Entonces, no les impedimos que continúen con sus actividades, pero les retiramos el aval, ya que no pueden cumplir con lo que nosotros elaboramos.
– ¿Había sólo un tema económico, entonces?
AC- Es lo que nos dijeron. Porque se solicitaba que hubiese mayor cantidad de horas de clase, exámenes y cursos que hacía más caro el funcionamiento. No pedimos nada extraño, nos asesoramos por ITF qué había que cumplir para cada nivel y fue lo que hicimos. Al mismo tiempo, nosotros decidimos hacer nuestro propio profesorado, al que le agregamos 16 sedes en todo el país y funciona muy bien.
– Sin embargo, los profesorados privados sienten que ustedes entraron en competencia desleal, por el tema de no avalarlos.
AC- Lo nuestro surgió, porque al no tener avales los institutos privados, nos pareció oportuno que la AAT tuviera el propio.
– Algo parecido sucedió con el arbitraje.
AC- Es difícil dar una respuesta exacta a este tema, porque el arbitraje es un tema tabú en todo el mundo. Vengo de la reunión de COSAT y toda Sudamérica se queja de los costos del arbitraje. Fijate que, cuando los Futures tenían u$s10.000 en premios, el árbitro ganaba más que el campeón. Hay que entender que no sirve aplicar la misma vara en todo el mundo, porque no es lo mismo u$s1.000 en Estados Unidos que en Sudamérica. Eso motivó, desde hace varios años, cuando Mariano Ink aún era árbitro, que buscáramos arreglar un precio acorde. Pero él nos decía, “no, esto es tarifa internacional”. Hoy nosotros tenemos al presidente de la federación cordobesa encabezando el Departamento de Arbitraje (Nota: renunció hace pocos días por diferencias y va en la lista con Calleri), quien trató, junto conmigo, de hablar con Damián Steiner (árbitro internacional al frente de la escuela de árbitros junto con Alejo Russell) y llegar a un acuerdo de trabajar juntos.
– Perteneciste a un grupo que manejó la AAT durante años junto con Enrique Morea y Arturo Grimaldi, al que se incorporó el Bicho Romani, quien fue adquiriendo más peso con el tiempo. ¿Cómo tomaste la decisión de que Romani no formara parte de esta etapa de la AAT?
AC- Es difícil responder esta pregunta, porque mi relación con él no nació de un enfrentamiento, todo lo contrario. Cuando Morea decide no presentarse, nos llama a Arturo y a mí y nos pide que decidamos quién de los dos lo iba a suceder, a lo que no dudé en decir que fuese Arturo. El se apoyó en mí en la parte internacional y en la doméstica en el Bicho. Cuando me toca suceder a Arturo, les dije que yo no iba a ser un presidente pintado, lo que no cayó bien en algunos. A esto se sucedieron algunas otras cosas, como la vuelta de Juan Martín, en lo que Romani tenía una posición tomada muy firme. Pero si vos me preguntás si yo tenía intenciones de que se fuera, tengo que decirte que no, de ninguna manera me interesaba eso. Yo no forcé nada.
– La historia interna dice que Palito y Diego Gutiérrez fueron quienes hablaron con él para que dé un paso al costado
AC- Los dos trabajaron todo ese tiempo cerca del Bicho y puede ser que hayan hablado. Ahora, de qué hablaron y qué dijeron, no lo sé. Él tomó licencia y, cuando volvió, no encontró ambiente como para quedarse. No fue echado, fue renuncia voluntaria. Hay que ver cómo se lee, cada uno la lee a su manera.
– Recién hablabas de tu relación con Morea, hoy tu relación con la familia Morea no está muy bien.
AC- No, no está muy bien. De todos modos, tengo la conciencia tranquila. Es una lástima, porque mi relación no era de dirigente, sino afectiva. Dejamos de tener la amistad que teníamos con Alicia, porque está molesta por la salida de Marian de la Asociación, pero yo estoy muy tranquilo por todo lo que hice para que se quedara.
– ¿Por qué sale Marian de la AAT?
AC- Ella era la encargada del área de Profesionales, queda embarazada de su segundo hijo, sale de licencia por tres meses y pide, luego, seis meses más. En el medio se producen todos estos cambios y la inclusión de un consejero a la cabeza de cada Área. En el caso de Profesionales, el que estaba a cargo era Diego Gutiérrez. Marian ocupaba un puesto que sólo se requería en momentos de Copa Davis, muy poco tiempo, y para mí había algo importantísimo que era la relación con los organismos oficiales y nos hacía falta un seguimiento de esos apoyos, algo que no lo hacíamos muy prolijamente. Por eso, cuando me avisa que se reitegra le propongo que ocupe ese lugar. “Dominás perfecto el inglés y sos portadora de un apellido de mucho peso en el tenis”, le dije. No lo aceptó e insistió en que yo lo hacía para sacarla de la Davis. En la primera Copa Davis que hubo, aunque no tenía funciones, yo forcé que fuera. Y fue muy triste para todos, porque nadie le dio espacio. Cuando regresamos, se lo hice notar, nos reunimos varias veces, le propuse que me dijera de qué se quería encargar y, mientras estábamos en Glasgow, la AAT recibe un telegrama de ella para ir a Mediación Laboral. Intenté hablar con ella, pero terminamos en un acuerdo económico que, sin haberla echado, le pagamos lo mismo que si la hubiésemos echado. Para mí es un grano, porque mi relación es de muchos años y de mucho afecto.
– ¿Cuánta injerencia tiene en vos lo que decida o piense Diego Gutiérrez?

Diego Gutiérrez, a la derecha de Orsanic, y Palito Fidalgo.
AC- Yo tengo tres áreas muy definidas en la Asociación: Una institucional, a cargo de Palito, la Deportiva, a cargo de Diego, y Tesorería. La idea es que tengan autonomía y yo me he respaldado mucho en ellos. Lo cierto es que las dos personas que han estado a mi lado desde que asumí son Diego y Palito.
– ¿Te gustaría volver a ser presidente?
AC- Te digo con franqueza que quiero terminar la gestión y no pensar en las elecciones, porque estoy terminando un ciclo que es el de Grimaldi y me debo a que Arturo termine su período de la mejor manera posible. Como la situación no es fácil, si en este momento pensara en la política dejaría de lado la gestión. Si me preguntás hoy, te digo que no tengo hablado con nadie si seguir ni con quién. Yo considero que ningún cargo es vitalicio, cuando me tenga que ir, me voy. Pero quiero irme bien, por eso me molestan todos esos comentarios que andan por ahí. Yo creo que el tenis argentino no merece la grieta. El señor Calleri, al otro día de la Asamblea estaba hablando de que no soy transparente. Eso no ayuda en nada. Tiene todo el derecho a hacer propuestas, presentarse y ganar. Pero si el método es la sola crítica, creo que no le hace bien a nadie.
– Lo que se ve de afuera es que, después de haber estado tanto tiempo en la Asociación, te están haciendo resignar el lugar.
AC- (Hace un silencio profundo y largo. Reflexiona) Es probable, no sé. (Toma impulso) Tengo 74 años y si yo pensara seguir necesitaría un equipo muy profesional. Hoy se gestiona de otra manera. Me acaban de elegir por cuatro años como vicepresidente de COSAT, en este momento debo ser el tipo de mayor edad en ITF, fui electo para el Comité de Copa Davis y tengo reconocimiento internacional. A pesar de ello, no me quedaría nunca si quienes están en la AAT no me quieren. Por eso me parece mal que se ensucie así desde la otra parte. Ahora, si vos me quisiste preguntar si gente que está hoy en el Consejo me está “haciendo la cama”, no lo creo. Y voy a ser un poco pedante, ¡pueden necesitarme! No soy muy fácil. Yo soy tranquilo, pero cuando tengo que ejercer el poder, lo ejerzo.
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