Culmina la temporada en Europa, donde el polvo de ladrillo alternó con tres semanas de césped. Los argentinos hicieron pie en las primeras, pero patinaron en la hierba. De todos modos, el balance final fue bastante positivo para los tenistas de nuestro país.
Cuando uno se encuentra con las estadísticas comienza a intentar interpretarlas y se nota casi un factor común de rendimientos que muchas veces se confunde con zonas de confort de un jugador, cuando está claro que, en realidad, lo que buscan es progresar y mejorar esa situación. Sin embargo, el relieve de la progresión gráfica del ranking, más que ser lineal, terminan dibujando una circunferencia, empezando una gira y terminando, casi en el mismo punto de inicio.

Aparecen cosas llamativas, como la dupla casual de argentinos que parece acompañarse en el rendimiento. Si se grafican los movimientos semanales en el escalafón de Guido Andreozzi y Andrea Collarini, se vería cómo se van siguiendo el uno al otro, como si fuera una competencia personalizada. Los trazados irían casi en paralelo, se cruzan, y culminan casi con la misma distancia en el ranking de la que empezaron la gira, pero unas posiciones más arriba.
Otor dato curioso fue el de Diego Schwartzman, que tuvo un inicio de camino entre derrotas tempranas, pero lo supo reencauzar a tiempo y terminó cumpliendo con buenas actuaciones, pero ese comienzo lo terminó por hacer caer en el ranking, pero sin alejarse demasiado del Top Ten.

Una última rareza podría ser la de Francisco Cerúndolo, con un ranking que, en los tres meses y medio de competencia, pareció quedarse dormido, planchado. Atravesó varias clasificaciones, jugó Roland Garros, quedó en la puerta de Wimbledon, pero perdió muchas primeras rondas. Sin embargo, eso no lo hizo retroceder demasiado y se quedó con una hermosa línea recta proyectada por el movimiento de cada semana en el escalafón.
El resto, y en general, tuvo mucha variación, la mayoría para mejorar y sólo 6 de los 17 que comenzaron entre los 300 mejores bajaron en el ranking. De esos, cuatro fueron bastante bruscos. Los más notorios fueron Guido Pella (-28 posiciones), que terminó alejado de los 50 mejores, Juani Londero (-46), que salió de los 100, y Leonardo Mayer (-101).
Los que más provecho le pudieron sacar a esta parte del año fueron Federico Delbonis (+39 posiciones), Facundo Bagnis (+24), Sebastián Báez (+62), Tommy Etcheverry (+64), Marcos Trungelliti (+45), Juanma Cerúndolo (+32) y, de arremetida, Federico Coria (+24), con su final en Bastad. Estos movimientos les permitieron saltar franjas o superar barreras, como Bagnis el Top 100, Báez y Etcheverry el Top 200 y a Delbonis, la valla de los 50 mejores.
Por último, Argentina mantuvo sus 5 jugadores entre los 100 y amplió (casi duplicó la cantidad en la franja 100-200), con un esperanzador cuadro de edades de varios de ellos, que generan expectativa de irrupción en el Top 100.
(N. de la R.) La muestra fue tomada entre los tenistas argentinos que se encontraban entre los 300 mejores del ranking, al 5 de abril de 2021.